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El acceso a las redes sociales de las minorías no les otorga a priori mejores condiciones socioeconómicas, ni integración real, ni una mejor posición política. Sin embargo, el analfabetismo digital —como un formato de discriminación— es letal en grupos sociales ya marginados en el entorno analógico.
La integración social se puede medir desde muchos indicadores distintos. Tradicionalmente, se mide desde la cantidad de ingresos o la estructura familiar, pero a día de hoy, también podemos hablar del analfabetismo digital como un indicativo de exclusión social. Esta es la conclusión a la que llega Cillia Wilem en su reflexión sobre las minorías en la red, y con el cual yo estoy completamente de acuerdo. Continúan diciendo que la democratización en las redes contribuye a que la información resulte más dificultosa de filtrar. Ya no sabemos lo que es correcto o lo que no lo es; el "bullshit" es difícil de evitar y de evadir.
Así pues, ¿cuál es la representación correcta de las minorías en la red? ¿A qué propósito debería responder?
La web social —con la conformación de lazos sociales débiles— contribuye a la integración de las minorías. Allí es donde tienen un espacio para actuar socialmente.
El hecho de crear estas nuevas relaciones basadas en el compromiso volátil puede contribuir a dar una visibilidad positiva. Por tanto, el objetivo no es visibilizar a secas, si no visibilizar para producir un cambio. "Cuantos más enlaces agregamos,
más difícil es que un nodo permanezca aislado", dice la autora citando un estudio de Granovetter. Por tanto, cuanto más contribuyamos a la conformación de estas relaciones, combatiremos con mayor facilidad la exclusión y el analfabetismo digital.
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